En mis desventuras como telefonista, como nos llamábamos de manera burlona por la manera de referirse a nosotros de un cliente: Yo no quiero hablar con telefonistas... decía; me vi danzando entre situaciones que van desde ser el último eslabón de la estrategia de evasión judicial de una empresa, hasta otras en las que había de hacer frente de manera digna y justificada a todas esas publicidades no engañosas según la ley, pero que equivocan a todo el mundo en varios miles de euros cuando el... Continuar leyendo